¿Cómo osas, Afrodita, bajar desde el mismo Olimpo y, con figura de chica inocente, torturar mis sentidos y razón? Cuan despiadada eres al ser tan deseable como inalcanzable para un simple mortal como yo, Cuan despiadada eres al prender el ardiente fuego de la pasión y no dejar que lo consumamos, Cuan despiadada eres al no dejarme formar parte de tu selecto grupo de amantes, Cuan despiadada eres al convertir mi angustia en tu placer... Tan evil que me dejas débil.